El espectro de la revolución se cierne sobre un pequeño pueblo cubano en Cuban Blood de 2003, el primer (y, hasta la fecha, único) largometraje del director Juan Gerard. El actor veterano y versátil Harvey Keitel, cuya participación claramente ayudó a hacer la pelÃcula, interpreta al carismático Che (no, ese Che no), un pez grande en el pequeño estanque que es HolguÃn, un lugar pintoresco que está relativamente alejado del pro-Castro. , rebelión anti-Batista arrasó el paÃs en 1958. Pero cuando los rebeldes cortaron la energÃa eléctrica de la ciudad en la escena inicial, un apagón que dura un año completo, las cosas comienzan a ponerse un poco complicadas, y el Che y su familia (incluida su nieto, claramente un sustituto del propio Gerard) enfrentan algunas decisiones y cambios importantes. Por supuesto, no es la pelÃcula más original jamás realizada. El uso de un vagabundo aparentemente loco (interpretado por Georg Stanford Brown) como coro griego profético no es un recurso infrecuente; y como han señalado varios crÃticos, abundan los ecos de otras pelÃculas, desde Cinema Paradiso y Casablanca hasta Rebelde sin causa y más. De hecho, Cuban Blood se conocÃa antes como Dreaming of Julia, una referencia tanto a la pelÃcula que se proyecta en el cine local cuando se apaga la luz como al nombre real de la enigmática «La Gringa», la única estadounidense en la ciudad ( la actriz Iben Hjejle es en realidad danesa, aunque nunca lo sabrÃas por su inglés perfecto y sin acento). Al final, la afirmación del material promocional de que es «una aventura repleta de estrellas en la tradición de Érase una vez en América (la épica de Sergio Leone)» es extremadamente hiperbólica. No obstante, esta pelÃcula, a veces divertida, a veces dramática, conmovedora y triste, sentimental pero no demasiado, atraerá a espectadores de todas las edades. –Sam Graham
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